jueves, 27 de mayo de 2010

Piedra Roseta


La piedra de Rosetta, es un bloque de granito negro de 548 kilogramos de peso,118 cm. de altura, 77 cm de anchura y 30 cm. de grosor, fue descubierta el 15 de julio de 1799 el pueblo egipcio del delta del Nilo denominado Rashid, llamado por los franceses Rosetta, cuando las tropas capitaneadas por Napoleón Bonaparte se encontraban en la Campaña de Egipto y Siria (1798-1801), una expedición militar francesa cuyo objetivo era conquistar Egipto para cerrar a los británicos el camino a la India.
La clave para descifrarlo fueron los glifos de dos nombres: Ptolomeo y Cleopatra.
Su gran importancia radica en haber sido la pieza clave para comenzar a descifrar los jeroglíficos egipcios antiguos. En la piedra de Rosetta hay una inscripción en tres sistemas de escritura. Uno era el griego, pero los otras dos eran desconocidos.
A esta escritura se le llamó “jeroglífica“, procedentes de palabras griegas que significan “escrituras sagradas”.
Pero la complejidad de esta escritura y la imposibilidad de conocer su significado convirtió a la palabra “jeroglífico” en sinónimo de enigma de difícil o imposible interpretación.
Gracias al trabajo de Champollion, la historia del Antiguo Egipto no está ya envuelta en el misterio, y se ha conseguido poner a nuestro alcance miles de años de cultura escrita en piedra y en papiro, recuperando las glorias pasadas de los faraones, su religión, su
s guerras, su diplomacia, su comercio y sus innumerables intrigas cortesanas. Champollion basó el trabajo de su vida en la traducción de los jeroglíficos inscritos en la Piedra de Rosetta, aunque curiosamente, él jamás llegó a ver con sus propios ojos la famosa piedra. Antes de ser cedida a los ingleses, los estudiosos franceses de la expedición egipcia realizaron copias de las inscripciones que terminaron llegando a manos de Champollion. Con estas inscripciones, con jeroglíficos procedentes de otros monumentos egipcios y con muchos años de arduo estudio del idioma copto (idioma que desciende directamente del egipcio hablado en tiempos de los faraones), Jean-François consiguió al fin desentrañar los secretos de la Piedra de Rosetta y, por ende, de la escritura egipcia.

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